A veces miro las puntas de mis pies.
¿cómo se han logrado escapar de mí tantas bocanadas de arena silenciada?
Revivires tercos me devuelven a mis últimos 5 segundos, siempre.
Revolucionada a mil por minuto – Lucecillas pueblan la zurda-
una puerta, delicadas exhibiciones ergonómicas, táctiles, extáticas
una máquina nueva, un estupendo auto azul, una zanahoria cae víctima de la centrífuga
un cuerpo, una conciencia atada a lo irreprochable de lo humano
un piecito que aún cabe en mi mano
errores errores errores / bellotas
un cerebrito que aún cabe en mi voz
hongos infernales en el bosque de Oberón
charcos charcos charcos / machitas
huele a sulfuro – péndulos sin voluntad
me miro los pies que aun caben en mi mano, en mi voz
fui mi error, pronto, pronto – tortuguitas cebándose en mis heridas
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