El subjuntivo no es más que un modo de inexistentes mutaciones del error.
Si pudiera devolverme a mí misma, a mi antiguo yo, no hubiese construido tanto:
ahora, no estuviera yo lamentándome sobre estas ruinas, tantas ruinas.
El indicativo, siempre escapándose, no es más que el único modo de actuar para arrepentirse.
Si destruyo ahora, el futuro será redundancia perfecta de una hecatombe.
Huele a quemado. Es la pira funeral de mi espíritu.
Lo que existe detrás de esta página.
El silencio, el tiempo, aúllan juntos.
Tic Toc Tic Tic Tac
Tac Tic Toc Tac Toc Tic
Cuando quiso besarlo, ya había olvidado porqué sus labios eran los amados.
Tic Tac Tic Tac Tic Tac
Toc Toc Toc
Otra noche ha llegado y este demonio se alimenta de tiempo.
Tic Tac Tic Tic Tic Tic Tic Toc
Otra mañana llegará y mi reflejo devorará cada letra de mi nombre.
El tiempo y el silencio aúllan juntos.
Tac Tac
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