recelosos terroncitos atrapados en diminutos, brillantes trajes de maternales ilusiones de control
afilan sus colmillos
sin titubeos devorarán al niño que sueña
escaramuzas, mentiras Infantes salidas del vientre de la Cebada Reina Quimera
se dispersan sin progresión alguna atravesando el caos de su Reino
queridos Frankenboys
monzones inundarán vuestras recalcitrantes vísceras
Cazadores, desnudos canallas cobardes
Mordiendo una galletita navideña en el parpadeo de miles de almas
Consumidos en la hambruna de su frío corazón
parapetos se desgarran en el festín de carne agobiada
derretida en la alquímica obsesión del Enfermo
nada más
sino
marionetas de cuencas vacías que tientan en vano por una visión celestial ya consumida.
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