Volcanes a contraluz

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He

llegado a pesar de mi propio cuerpo que lucha en el espacio

devorado un manojo de flores rojas, escupiendo ceniza


 

Voz en callado desafío a la infinita imagen entrecortada por la contradicción.

        


 

las hojas brillaban en la noche

estrujadas en la exhalación febril de la ira

razón despavorida por el callejón del tren


 

Mi grito atravesó ese otro corazón que ardía

Mano de movimientos infructuosos convulsos

Corrí hacia el vacío,

el aire empapado en las fosas, en las cuencas, en la cicatriz de mi vientre.


 

Perfecta tormenta, réplica del alma.


 

Conocí que mucho amor             


 

Es incontrolable

Conocí que tanto amor


 

Y el deseo tenía la palidez de la muerte, la extrañez de un ego desfigurado

Absoluta entrega que destila la transición de un espíritu colgado     4


 


 

Mi cabeza se hunde en mis manos, en el mar turbio de mis ojos

¿Qué naves se pierden en el vórtex del ánimus?

        


 

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